Se trata del restaurante del Hotel San Zoilo, ubicado en el recinto del Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia). Monasterio que conserva algunos vestigios de su época románica y que, antes o después de la comida, resulta agradable visitar.
C/ Souto, s/n
Tel. 979 880 050
Precio medio: 40-50 €
C/ Souto, s/n
Tel. 979 880 050
Precio medio: 40-50 €
Solomillo de buey con bloc de foie y reducción de vinos.
Con sólo el nombre del plato ya se le hace a uno la boca agua, no? Pues degustándolo... !No veas!
Con sólo el nombre del plato ya se le hace a uno la boca agua, no? Pues degustándolo... !No veas!
Nuestro vino recomendado:
Un Val de los Frailes. Un tinto joven 2010 con D.O. Cigales de elaboración a base de tempranillo que le aporta una gran expresión aromática.
Un exponente del románico palentino es la Iglesia de Santiago de Carrión de los Condes. Destaca el friso superior con un majestuoso Pantocrátor y, en la portalada, la arquivolta donde tiene esculpidas 22 detalladas figurillas que, cada una de ellas, resulta ser como "un libro abierto" sobre los oficios, gremios y ocupaciones de la época.
4 comentarios:
Imagino que si le habéis dado cuatro bóreas y a juzgar por la cara de satisfacción de Don Manuel, entre las exquisitas viendas no debió de faltar la presencia, después del café, de la consabida copilla de anís del Mono. Me disgustaría pensar que se le puntúa tan alto (a pesar del precio) faltando un detalle tan primordial...
Efectivamente, Caminante. La satisfacción fue múltiple: el lugar, la atención, la carta, la presentación..., pero sobre todo, el dar realidad a algo perseguido, pues ya recordarás que en año anterior también lo intenté, pero quedó sustituído por otro lugar que pensé tendría más "carga" para alguien querido. Y lo cambié por un hospital templario convertido en mesón en Villasirga, donde "regalan" mandiletas.
Y claro que había anís del simio ese. Pero el dato más influyente en la puntuación, me malicio que obedece al "servicio de habitaciones gratuito" del que hizo uso Pallaferro, junto a la laguna del jardín monacal mientras le susurraba la acequia.
Un abrazo
Es que insistió mucho, hasta nos hizo desviar del itinerario previsto, amenazándonos que, si después de tantos días de comer bocata tirados por el suelo no parábamos en ese comedor de ensueño, iba a pasar algo mu gordo….
Pero valió la pena, por supuesto!!
Si el solomillo y el vino (el reducido y el Cigales) estuvieron a la altura del pantocrator... no digais más...
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